lunes, 21 de abril de 2008

La Copia Infeliz.


Lo que El Pendejo no sabe, es que no es solo un acto de desprendimiento artístico digno del Padre Hurtado lo que finalmente va a hacer. Un acto solidario hermoso, un verdadero homenaje al Viejo, que mantendrá su nombre hasta la posteridad, escrito con letras doradas en los anales de la literatura Chilena, algo mucho más valioso que el cheque del gobierno que recibirá por parte de la Ministra de Cultura, por sus logros en el oficio de escribir historias.

A ambos los separa una brecha generacional tremenda, el Viejo ajusta en su vetusta maquina de escribir rusa, lo que El Pendejo empezó a escribir en el notebook de su polola. Es el pito de la tetera lo que retrasa al viejo a terminar su última obra y fue la dueña del notebook , con su joven sensualidad la que retrasó al pendejo a sellar su novel opera prima.

Pero nada de eso importa, El Pendejo escribirá libros hasta tres veces mejores que aquella novela, pero el Viejo que se está quedando ciego como Borges o como el mismíso Homero [1] hubiera sido incapaz de escribir si quiera la mitad del mamotreto creado por aquella promesa literaria, aún desconocida en la industria editorial chilena, ni menos por el racimo de lectores que habita en esta tierra de escandalosos poetas.

Pero no crean que El Pendejo, cedió a buenas y primeras la autoría sobre las doscientas carillas que plasmaron su gran creatividad y talento enfermizo. Tuvo que correr algo de agua bajo aquel cause de la resignación y la pena que sintió frente a su anciano colega, pero antes de estos sentimientos que aquejaron al joven artista, El Pendejo percibía al maduro escritor como un ladronzuelo asqueroso, que debía pagar con sufrimiento su indigno comportamiento. Por eso en su estimulado cerebro lleno de elementos quimicos dando vueltas, nacieron algunas formas de venganza que debía poner en práctica en contra del reconocido literato.

Luego de aquel robo literario, El Viejo pudo dormir placidamente luego de no pegar ni un ojo, ante su sequía creativa, sin embrago la joven promesa luego de sufrir aquella expropiación de su material artístico cayó en un insomnio que no pudo remediar ni con pastillas para dormir y nisiquiera con el sexo de su amada.

Poco era lo que sabía El Pendejo sobre el autor que había reproducido su obra casi idénticamente. Había hojeado uno de sus libros en la Universidad, pero no le llamó la atención, considerándolo un narrador plano, más valorado por su historia política que por el valor literario de su obra. Se dirigió a una biblioteca pública a leer los libros de El Viejo y no le parecieron nada de malos, sin embargo su cara se desfiguró cuando se dio cuenta que la prosa del escritor era bastante similar a su forma de escribir.

Aquí El Pendejo entró en una especie de confusión. La rabia lo acongojaba pero también empezó a creer que realmente era una fatal confidencia del destino, comenzó a especular que ambos escritores escribieron la misma historia sin conocerse, una sátira de la realidad, como una subnovela de Cortázar.

El Pendejo, pensó en contactar al Viejo, para comunicarle la extravagante confidencia de que ambos habían escrito una novela idéntica, con los mismos personajes salvo que con otro nombre, pero al fin y al cabo la misma historia. Pero fue en el ciberespacio y en esa pagina web sin fin llamada Google, donde al teclear el nombre de El Viejo en el buscador, el joven escritor se dio cuenta de que realmente había sido una victima de robo artístico y que nunca había sido una cruel coincidencia del destino, lo que lo hizo ponerse histérico y shockeado, como una victima de violación.

Su polola le dijo que no se preocupara, que El Viejo no valía la pena y al final la novela copiada no le quedo tan buena como la original. Intentó de todas formas levantarle el ánimo a su desamparado novio, le dijo que el plagio era la forma más artística de rendir tributo, que el rock está lleno de plagios y nunca nadie dice nada, que todos los grupos que escucha son plagios de algún otro.

Pero nada podía hacerle cambiar de opinión al Pendejo. Sus padres siempre le advirtieron que tuviera cuidado con andar tirando sus obras a cualquier lado, pero este se defendía diciéndole a sus progenitores que el concurso era serio, que en el Consejo Nacional de el Libro, jamás iba a cometerse una irregularidad tan vergonzosa como la que ocurrió con su manuscrito.

La sicótica forma de hacer venganza de El Pendejo, le llevaron a averiguar la dirección del departamento de El Viejo. Se quedaba largas horas espiándolo. Los seguía cuando salía al supermercado o a comprar remedios en la farmacia, lo seguía al Banco y lo espiaba desde la barra cuando el Viejo salía a tomar un trago con uno de sus amigos. Todo esto lo escribía en una libretita que luego otro escritor pendejo encontraría en la basura [2], ahí anotaba la hora y el registro de sus acciones. Lo seguía a la Universidad donde impartía clases de gramática y de literatura hispanoamericana e incluso se filtró en alguna de sus clases haciéndose pasar por alumno.

El Pendejo sabía que el robo lo estaba traumando demasiado y quería compartir de cierta forma su paranoia con El Viejo, quería que cayera en el mismo estado de confusión que el, por eso diseñó un esténcil con el logo del Gobierno de Chile que decía “Artistas copiones de Chile”. Pintó este esténcil en el edificio del viejo, en el ministerio de cultura, en la universidad y hasta en el bar favorito del senil literato.

Sin embargo sus afanes de venganza se fueron apagando con un extintor imaginario cuando la crítica literaria dejó caer su guillotina en el texto de El Viejo. Al ser una novela de carácter más vanguardista ante el estilo literario de El Viejo, a los críticos les costó entender la vuelta de tuerca, es más Ignacio Echeverría de El Mercurio llegó incluso cometer la infamia de comparar el texto escrito a dos manos entre El Pendejo y El viejo con la funesta prosa de Fuguet. Incluso Camilo Marks en un programa de televisión le puso un cuatro de nota al libro, ya que carecía de compromiso social y profundidad en sus personajes tratándolos de obvios.

El orgullo de El Pendejo, quedó echo añicos, cuando los colegas rechazaron la obra de El Viejo como uno de sus libro inferiores, algunos más resentidos refutaron sus méritos a la hora en que la Presidenta de la República lo condecoró, pero El Viejo se defendió como un zorro de sus críticas llamándolos a todos envidiosos y defendió la obra que le plagió al Pendejo como su mejor obra escrita en su vida.

El compromiso del Viejo ante su obra fue lo que estremeció al Pendejo. No estaba nada de mal para ser su primer libro creía, pero de una u otra forma se sentía protegido del medio al haber publicado bajo el nombre de otro autor de trayectoria.

Entonces El Pendejo volvió a dormir de nuevo y hacer el amor con su polola. Empezó a escribir un nuevo libro anotando ideas en la misma libretita, una historia sobre un escritor viejo que le quito una novela a un escritor pendejo y como este lo permitió, inscribiéndose incluso en su taller literario más adelante.

Era genial el tema de su segunda novela, pero lamentablemente se le cayó la libretita en la calle y alguien la tiró a la basura .

[1] El poeta Griego autor de La Iliada y la Odisea , no confundir con el patriarca de la serie animada Los Simpsons.
[2] pero ya hablaremos de eso

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